La gerencia, dinámica
añeja que la ciencia le ha endilgado una variopinta de apellidos dependiendo de
su evolución, análisis, contexto histórico, personeros y utilidades; posee una
esencia única e irremplazable.
María J. Mas Herrera (*)
Los políticos, son sin fines de lucro y los
empresarios-gerentes si van con las manos puestas sobre la riqueza y la
utilidad. ¡NO!, que no se repita semejante despropósito, en boca alguna letrada
y experimentada por los derroteros gerenciales.
Un gerente es un jefe
y si bien, todas las organizaciones y naciones presentan una dimensión
económica, no es el uso de los recursos materiales y económicos lo que
determina el poder. Las utilidades son una condición necesaria, más no
suficiente para ello. No hay una teoría que sostenga que los propios gerentes
saqueen la empresa que regentan…, caso venezolano. Esto, se refiere a una
administración bananera y escasa de prestigio alguno, condenada a la muerte que
produce la quiebra. Se requiere utilidades y mucho más… No es más poderoso el
que más recursos acumula, pues los flujos cambian. La gerencia financiera
(Apellido) es una función táctica de la gerencia.
¿Entonces, lo
emblemático será la gente? Muchas teorías al respecto han dado al traste, desde
Elton Mayo hasta el presente, pues los gerentes, ni son psicólogos, ni
religiosos para andar de buenos samaritanos entregando caramelos al personal en
busca de la máxima eficiencia. Tampoco tienen tiempo para ello. Aquí amanece la
Gerencia de Personal, (Más apellidos) otro invento, en la unidad que administra
los problemas de los homo sapien participantes. Y así, buscando el Santo Grial
administrativo, se estructuró la hiperespecialización gerencial, característica
de la modernidad devoradora de esencias y verdades: Grenecia Logística,
infraestructura, servicios generales…, llegando a la degeneración, en los
abastos de gerentes de salsas de tomates o en los ejércitos decadentes, donde
los generales de guacales importados, pululan por los aires tropicales...,
convirtiendo al CEO en una insignificante pantomima de la estafa.
El mando se muestra
en la transdisciplinariedad aparecida
recientemente en los trabajos de investigadores tan diversos como Jean Piaget,
Edgar Morin, Eric Jantsch y algunos
otros, y ha sido tan fuerte su fulgor que aún, hay ceguera por los rellanos. No
se manda a la gente, las cosas, los animales… se actúa sobre mundos
transdisciplinares…, que siempre están más allá de cualquier ojo humano o lupa
científica. He aquí la ciencia de la gerencia del XXI, que se muestra en el
derrumbamiento del centralismo. ¿Hay algún derrumbe mayor que la caída de los
Bancos Centrales del mundo, con la aparición del dinero digital atomizado:
Dicom, Criptomoneda y demás inventos? El mundo toma la forma del átomo…
Pero el núcleo de
este átomo, tanto como el de la gerencia sin apellidos es el poder. ¿Seguimos
en negro?... ¡Pero si está claro! El poder es para perpetuar la especie…, para promover la organización de la vida.
Incluye humanos y todos sus alrededores, lo que nos demuestra que el epicentro
del poder es la ética, cuya amalgama genera bienestar y riqueza. Esa estúpida
idea que separó la moral de la gerencia y de la riqueza,… ¡en fin, del poder!…,
cuánto daño ha hecho al mundo. Cuando se manda, como Dios manda, terminamos
ricos…, ¡no tiene arreglo!
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