La reflexión sobre la producción de conocimiento en las ciencias administrativas nos conduce a considerar que dicho proceso es vital para la dinámica y el desarrollo de la organización como cuerpo social. En una época de cambios y de información como la actual, constituye el principal factor permanente de ventaja competitiva de una empresa, toda vez que es la base de su mejoramiento continuo y de la innovación, los dos pilares de la competitividad contemporánea.
Esmelin Graterol Guzmán (*)
Entre otras
ventajas, la producción de conocimientos proporciona a los integrantes y
colaboradores de las organizaciones adaptabilidad, que es la habilidad para
resolver problemas y reaccionar con flexibilidad a las exigencias cambiantes
del medio, sentido de identidad que es el conocimiento y visión, por parte de
la organización, para determinar qué es, qué fines persigue y qué es lo que
hace y, por último, pero no menos importante, la capacidad para ver la realidad
en la que está inmersa de manera sistémica la organización, esto es la
habilidad para buscar, percibir en forma adecuada e interpretar correctamente
las propiedades reales del medio ambiente.
En efecto, el aprendizaje organizacional es, por definición, el trabajo
que la empresa realiza para mantenerse actualizada frente a los cambios del
entorno.
En el caso de la organización, este proceso es más
complejo que en la órbita individual, pues las etapas de introyección y
modificación requieren mayor socialización y están sujetas a fenómenos culturales
altamente complejos. Un ejemplo de ello lo constituye la asimilación del
fenómeno de la internacionalización y la desregulación que ha sido muy lento en
algunos países del mundo y sobre todo de América Latina.
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