Según las teorías manejadas
por las ciencias administrativas estas aseveran que casi ninguna empresa
improvisa; al contrario, todas las empresas planifican sus actividades y
posterior a la ejecución de sus procesos del ciclo operativo y de financiación
que no es otra cosa que partir del efectivo, comprar materia prima,
transformar, almacenar, distribuir, vender y cobrar para volver a repetir el
ciclo con o sin financiamiento.
Sin embargo, de algo hay que estar seguro, y es que la Alta Gerencia de estas, constantemente están revisando sus procesos a los fines de afinar sus estrategias y generar mayor valor agregado en sus productos procurando constantemente asegurar sus mercados al tiempo de procurar crecer.
Javier J. Ramirez D. (*)
Sin embargo, de algo hay que estar seguro, y es que la Alta Gerencia de estas, constantemente están revisando sus procesos a los fines de afinar sus estrategias y generar mayor valor agregado en sus productos procurando constantemente asegurar sus mercados al tiempo de procurar crecer.
En este sentido, cabe
resaltar que la economía venezolana en la mayoría de los sectores productivos, dependen
de una variable estructural como son insumos y materia prima importada a la
cual, para tener acceso, se requiere una disponibilidad de recursos para la
adquisición de la misma que permita procurar su correcta disponibilidad.
En este punto
conviene resaltar que la moneda satélite para la compra-venta de insumos o materia
prima y bienes transables en general, fuera de las fronteras del país, es el
Dólar, desde 2003, posterior al paro petrolero y dada la inestabilidad del
mercado. El gobierno a partir de ese momento y hasta a la fecha, ha establecido
un control de precio y cambio de la divisa a los fines de evitar “una fuga
masiva de capitales” el cual ha llevado a la creación de un anclaje cambiario
oficial modificable solo “en estrictas circunstancias económicas” por el Ejecutivo
Nacional.
El cierre del grifo
cambiario y el nerviosismo por la necesidad de obtener las divisas necesarias,
bien para operar las empresas o resguardar el patrimonio personal,
conjuntamente con una débil política monetaria, hizo que los operadores
financieros no tardaran en establecer un sistema de precios paralelo signado
eminentemente por la publicación de datos oficiales económicos vinculando estos
a tecnologías de información, lo que ha traído como consecuencia que el valor
subyacente del Dólar frente al Bolívar se incremente constantemente acelerando
una marcada separación de ambos precios referenciales, generando así una brecha
significativa en el mercado cambiario desde la implantación del control
cambiario.
Ahora bien, la
pregunta es ¿Por qué si hay un marcador oficial, este otro marcador paralelo
cobra más fuerza? Fuera de otras consideraciones, la respuesta se encuentra en
las disponibilidades y la demanda de divisas para ambos mercados financieros.
A tales efectos hay
que tener en cuenta que el mercado oficial oferta las divisas “más económicas”
debido al control del flujo financiero producto de las exportaciones de petróleo.
En consecuencia, estas ofertas, dado la baja en los precios internacionales del
referido comodities no alcanzan para cubrir en su totalidad la demanda interna
de divisas generada por erróneas políticas cambiarias adoptadas por el Estado venezolano.
Mientras que el otro
mercado financiero más informal es alimentado por las disponibilidades propias
de los tenedores de divisas, del que en su mayoría se desconoce su origen.
Este, aunque funciona con disponibilidades reducidas y dependen de recursos externos surtidos con cantidades limitadas, busca estimular desmesuradamente el crecimiento del valor de este mercado en proporciónal tamaño de la demanda que requiere la economía venezolana.
Por consiguiente, aunque atendiendo un sector muy reducido de la economía se convierte en marcador del valor referencial para la formación de precios entre otras razones por la adopción de políticas incorrectas en materia cambiaria, causando una distorsión estructural en la formación de precios de todos los bienes y servicios que se ofertan en el país.
Este, aunque funciona con disponibilidades reducidas y dependen de recursos externos surtidos con cantidades limitadas, busca estimular desmesuradamente el crecimiento del valor de este mercado en proporciónal tamaño de la demanda que requiere la economía venezolana.
Por consiguiente, aunque atendiendo un sector muy reducido de la economía se convierte en marcador del valor referencial para la formación de precios entre otras razones por la adopción de políticas incorrectas en materia cambiaria, causando una distorsión estructural en la formación de precios de todos los bienes y servicios que se ofertan en el país.
Entonces la sequía de
moneda extrajera ha hecho que cada vez más que los tenedores de divisas en el
país compren sus mercancías e insumos necesarios a precios internacionales
procurando la venta en nuestras fronteras de los bienes transables a precios
elevados generando en las empresas un mayor destino de recursos financieros
para reponer sus inventarios transfiriendo el problema al producto final y con
ello a los consumidores.
Por lo que, hasta no
corregir las distorsiones del mercado cambiario y la política monetaria en
general, difícilmente los agentes económicos podrán planificar ni siquiera de
un trimestre a otro.
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