Enfoque político y su influencia en el clima organizacional en Venezuela


Las empresas en Venezuela, ya sean privadas o públicas, hoy en día están enfrentando las pruebas de fuego que nunca pensaron enfrentar para sobrevivir. Internamente se han visto severamente afectadas por fuerzas y condiciones que están fuera de los límites de su organización; sin embargo,  tienen la suficiente influencia como para afectar sus operaciones.

Iliana Elena Monsalve Ruiz (*)


Este entorno, no es más que el conjunto de fuerzas y condiciones que proceden de las condiciones económicas, tecnológicas, socioculturales, demográficas, políticas, legales y globales, de los cuales se hará énfasis en el aspecto político, el cual se considera en Venezuela, es el factor que más daño está ocasionando e incidiendo directamente en los demás.


Nuestro país actualmente, se encuentra sumergido en un ambiente negativamente politizado, donde es esencial pertenecer y apoyar al fenómeno político en el mando, para que las organizaciones puedan obtener beneficios que le permitan subsistir y permanecer en el mercado. 
Se puede inferir, entonces que la conflictividad política ha tenido un importante impacto en la empresa, donde la  relación de este sector empresarial con el Gobierno ha estado caracterizada por un discurso negativo y confrontador, así como por un proceso de expropiaciones que ha afectado el clima de negocios del país.
Diversas investigaciones se han realizado en esta materia y establece que dicho impacto “.. ha producido un ambiente de incertidumbre que afecta la percepción de riesgo  político de los inversionistas en el país” (Soto y Varnagy 2011),  lo que  evidencia la preocupación que existe en el sector. 
Así mismo, en las Encuestas de Coyuntura, realizadas trimestralmente por Conindustria, se puede observar cómo la incertidumbre política es considerada uno de los principales factores que impide incrementar los volúmenes de producción en el país, que impacta sobre lo material (retorno sobre las inversiones) y lo psicológico en el miedo que tienen los inversionistas de hacer negocios en el país.

Sin embargo, cuando se habla de las consecuencias psicológicas, también se debe considerar a los trabajadores o miembros de las organizaciones, quienes son los que conviven diariamente con las influencias que el entorno político tiene sobre sus organizaciones, y quienes finalmente arriesgan quedarse sin empleo en caso de una expropiación. Se conforma así una percepción negativa del entorno político, la cual, tal como ha  postulado Daniel Kahneman (2003), si bien corresponde al sistema intuitivo-perceptivo, en definitiva impacta sobre el sistema racional, afectando a los individuos de manera integral en sus diferentes roles sociales.
Prueba de esto, se aprecia en la afirmación que realiza  Irene Mossi, Gerente General de Great Place to Work Venezuela, instituto que diagnóstica el clima para laborar en las organizaciones que lo solicitan y que mide aspectos como la confianza, el orgullo, la credibilidad y la camaradería en los lugares de trabajo, en donde expresa tomando en cuenta los resultados del año 2017:  
“Pensamos que el entorno sí está afectando”; destaca que el aspecto con mayor impacto es el relacionado con los beneficios que ofrece la empresa, que incide en la confianza de sus trabajadores. 
“Se redujo la percepción positiva sobre estos beneficios que están obteniendo. Más allá de que tú puedas tener un buen paquete de beneficios competitivos con respecto a tu sector, a la larga eso la inflación te lo come”.
De acuerdo con el diagnóstico realizado en 35 organizaciones en el país, la representante de este instituto expresa que también resultaron afectadas las expectativas acerca del futuro de las compañías. 
“(Eso) puede crear inseguridad de hacia dónde van los negocios, porque hay un ambiente inseguro y por más que tú digas, esta empresa va a permanecer y queremos crecer y prevemos crecer, tienes temas que no escapan a nadie, donde materias primas son difíciles de obtener, entonces baja el nivel de producción de las empresas. Eso te afecta”, explica la representante de Great Place to Work.
Pero no todo es malo en este panorama tan funesto que se presenta, no todo está perdido y en función a la esperanza que muchos venezolanos tenemos en nuestro país, se vislumbran proyectos que buscan por todos los medios, tratar de consolidar en una sola voz y organizar  las estrategias que pueden llevar a esta nación a salir adelante. Las empresas deben reinventarse para tratar de permanecer en el mercado, identificar y crear sistemas de incentivos, planes atractivos que van más allá del salario, profundizar la comprensión de la ideología y cultura política del ciudadano venezolano, motivar a la ciencia política a explorar esta línea de investigación transdisciplinaria, plantear modelos de negociación orientados a la unión más que a la diferencia.
Ejemplo de ello es el de la propuesta que materializa la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), a través de su proyecto “ANCLA” el cual consideran como una fórmula ideal, porque justamente realiza la conexión temprana entre los jóvenes que se están formando y el mercado laboral que los necesita y espera. Este programa busca entusiasmarles sobre las oportunidades que tienen en el país, de la mano de la universidad y a través de lo que las fuerzas productivas pueden ofrecerles. Esta simbiosis entre la academia y las empresas es muy poderosa y puede llevarnos hacia nuevos caminos de desarrollo del talento humano.
Por otra, desde el aula magna de la Universidad Central de Venezuela, a principios de marzo, la sociedad civil venezolana realizó un acto denominado “Venezuela unida no se rinde”, evento que reunió a los sectores del país, sociales y sindicales para conformar un gran movimiento unitario que permita avanzar en la reconstrucción de Venezuela.
No todo está perdido, luchemos por este país que nos pide a gritos que lo rescatemos.

(*) Ingeniero Industrial (UNET).
Magister Ciencias Gerenciales (UNEFA).
Estudiante Doctorado en Gerencia (UCV).

imonsa01@hotmail.es

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